¡Quién hubiera pensado que Ituzaingó habría de adelantar en
la forma como está hoy y quién sabe a dónde llegará con el andar de los años!
A nadie escapará que desde que se construyó el camino
pavimentado a Luján, fue transformándose de inmediato la característica de este
pueblo y muchas fueron las familias nuevas que se radicaron en él.
Esa evolución ha traido como consecuencia lógica, un intenso
desarrollo en el comercio y en instituciones de otra índole.
En el orden intelectual, fuera de academias y otras
instituciones particulares de enseñanza en general, contamos con dos escuelas
primarias, a las cuales asisten un promedio de
700 alumnos de ambos sexos, para recibir enseñanza escolar hasta sexto
grado.
Una de esas escuelas funciona en un edificio de propiedad
fiscal, que hace poco recibió inmejorables refacciones, colocándolo a la altura
de la noble función que desempeña.
Además, ambas escuelas fiscales, con el beneplácito del
vecindario, reciben los beneficios de sus respectivas comisiones cooperadoras,
integradas por distinguidos y diligentes vecinos, las cuales proveen tanto al
edificio como a los alumnos de todos los elementos que les sean necesarios,
habiéndose además establecido la “miga de pan”, simpático gesto que contribuye
a que más de un educando, en las horas de estudio reciba tan útil refrigerio.
Cuenta además el pueblo con destacamento de policía que
funciona en un moderno edificio de propiedad fiscal, habiendo sido costeado por
el vecindario el mobiliario que lo adorna, el automóvil que está al servicio de
la repartición, y la provisión del mismo; como la de útiles y demás elementos para el mejor
funcionamiento de esa dependencia.
El correo, otra de las ramas de importancia para la vida de
este pueblo, merece un interesante aparte.
Desde hace seis años funciona como oficina mixta, habiendo
sido sus jefes anteriores los señores Francisco Novúa y Diego Carretero.
Anteriormente, el servicio del correo siempre estuvo a cargo del jefe de la
estación y funcionaba en el carácter de estafeta. También atendió la estafeta
en los últimos tiempos el vecino señor Angel Bagnacedri.
El actual movimiento de esta oficina alcanza a un promedio
de mil piezas diarias de correspondencia que son repartidas por tres carteros a
muchas cuadras a la redonda del pueblo. El servicio telegráfico tiene relativa
importancia y está atendido por dos telegrafistas. El actual jefe del correo,
don Angel Piantoni, hace tres años que está al frente del mismo y fue
trasladado de Morón en donde hacía 18 años que prestaba servicios, es secundado
en sus tareas por un auxiliar.
Otro servicio de orden público es el teléfono que salvo los
inconvenientes que son del dominio público es regular, debido a las pocas
líneas que existen para comunicarnos con Buenos Aires, aproximadamente, la estación telefónica de
este pueblo (la última de esta zona, que comprende la red del servicio urbano),
tiene más o menos 200 abonados. Su jefe es el señor Luis A. Echevarría.
La oficina del Registro Civil está actualmente a cargo del
escribano don Leonardo Verno Costa. Profesional de prestigio y hombre de
iniciativas ha contribuido el señor Verno Costa a mejorar el servicio de la
oficina, cuyo movimiento en la actualidad es muy grande, especialmente por la
enorme proporción de fallecimientos que se registran entre los asilados de la
Colonia Martín Rodríguez.
El culto que tiene muchos adeptos se practica en una casa
particular (comúnmente llamada la capillita), siendo en realidad un oratorio.
La primer misa se dijo en este pueblo el día 15 de agosto de 1920, y así
regularmente todos los días domingos y festivos se ha seguido hasta la fecha
practicando ese culto.
El sostenimiento de la práctica religiosa está a cargo de
varios vecinos de la localidad y muy especialmente desde su iniciación la
señora Angela Billoch de Seré y las señoritas de Iribarne, que son las que con
más dedicación han sostenido sus necesidades.
A propósito de este tema el lector perdonará que incluya una
simpática figura que en justicia considero no debe quedar de lado.
¡Juanita!
Huelga toda presentación. ¿Quién no la conoce?
Se radicó aquí siendo casi una niña doña Juana Consejero, el
14 de agosto de 1907. Recién egresada de un colegio católico, llegó ungida de
fe al pueblecillo que no contaba con el sitio adecuado para practicar el culto,
que no contaba con el lugar adecuado para que muchas madres pudieran dejar sus
hijos en las horas de labor a buen cuidado, que no contaba con el sitio
apropiado para que los niños del pueblo en edad no escolar, pudiesen adelantar
en el silabeo de las primeras letras y todo eso lo solucionó Juanita.
Otra de las actividades que merece un momento de preferente
atención es la obra social, cultural y deportiva que diversas instituciones
vienen desarrollando en este pueblo.
Respecto al primer punto, existe una institución que desde
hace casi una década desempeña actividades beneficiosas al pueblo; me refiero
al Club de Gimnasia y Esgrima de Ituzaingó, que como lo indica su denominación
se formó entre un núcleo de antiguos vecinos con objeto de dedicar los momentos
libres, al cultivo de la gimnasia y la esgrima, pero las nuevas orientaciones
que vino tomando el pueblo en el orden del progreso, obligó a sus autoridades a
contemporizar con las necesidades y hoy en día, sin perjuicio de las
actividades del deporte ha tomado una franca orientación de un centro social.
Entre las instituciones de previsión social, existe la
Sociedad de Socorros Mutuos que aun cuando hace muy pocos años que funciona, en
la actualidad cuenta alrededor de 150 familias asociadas y con un discreto
fondo de reserva para atender los servicios gratuitos de médicos, farmacia y
servicios de última morada en general, de cuyos beneficios gozan los asociados,
sus esposas e hijos.
Realmente es una institución que merece una especial
consideración, teniendo en cuenta la obra altruista que viene desempeñando.
También contamos con dos instituciones genuinamente
deportivas, el Club Atlético Ituzaingó y el Club Atlético Santa Rosa, las que
especialmente se dedican a la práctica del deporte del football, contando con
discretos jugadores, las que con alguna frecuencia presentan al pueblo torneos
de tan popular deporte, de singular interés.
En el orden cultural y animada de los más sanos propósitos
educativos, tenemos la flamante institución “Bernardino Rivadavia” que está
formada por un núcleo de distinguidos vecinos, contando con la colaboración
desinteresada de diversos profesores locales, que se dedicarán a la enseñanza
teórico-práctica en general en una escuela gratuita de puertas abiertas.
Es de esperar que esta obra, sea valorada por el pueblo y le
preste el apoyo a que es acreedora.
Pido sinceramente mis excusas si algo he olvidado en esta
reseña o si he dejado de hacer la cita de alguna familia o vecino que se
considere con méritos para figurar en ella, pues debe de tenerse en cuenta que
estas investigaciones las he obtenido a fuerza de referencias y conversaciones,
en las cuales muy humano es cometer un error o un olvido, desde que no existe
una documentació0n exacta que las haya orientado.
H. Petrelli