UNA INSTITUCIÓN CULTURAL
PRESTIGIOSA
Habíamos solicitado a la señorita
Amalia M. Martínez Justo una información referente al acreditado Conservatorio
Buenos Aires que dirige en este pueblo. En respuesta nos remitió la siguiente
crónica.
“El señor Goyaud me ha solicitado
una crónica historiando la vida de mi Conservatorio; lo voy a satisfacer en
pocas y sinceras palabras. Sin pretensiones creo haber cooperado a la cultura
de este pueblo inculcando en los niños el amor a la más bella de las artes: la
música.
Hace tres años en julio de 1929
el gran maestro Alberto Williams me nombró subdirectora de la sucursal n° 82
situada en Ituzaingó.
En el transcurso de este tiempo
se han inscripto y siguen cursos regulares más de 50 alumnos; habiendo rendido
examen y obteniendo excelentes clasificaciones la mayoría de ellos.
La primera alumna que se
inscribió y por eso la llamo la mascota fue Lusmila Petrelli, hija de uno de
los vecinos más prestigiosos de este pueblo, el señor escribano H. Petrelli.
“Durante su corta existencia se
han efectuado en mi conservatorio cuatro conciertos; en julio y noviembre de
1930, en agosto de 1931 y por último en agosto del corriente año. Fue este
último festejando la inauguración del nuevo local, al que asistieron más de 300
personas siendo muy aplaudidos sus números por la brillante interpretación que
dieron a ellos los jóvenes ejecutantes. En el corriente año rendirán examen
final cuatro de mis mejores alumnas que serán examinadas por Alberto Williams,
es decir que tendré en las fojas de servicio del Conservatorio cuatro jóvenes e
inteligentes profesoras.
En la tarea de la enseñanza soy
eficazmente ayudada por tres profesores que cooperan con entusiasmo: Sr. José
Costabile, Sra. Sara C. de Castañe Molina y Srta. Adelina Renzo, profesores de
violín, canto y guitarra, respectivamente.
“Cuento entre mis discípulos a la
niñita María Luisa Ingoloti, que es un caso de precocidad musical, pues inició
sus estudios a los 2 años.
En este año la pequeña que
actualmente cuenta cuatro años ha tomado parte en la última audición, siendo
muy aplaudida y festejada, lo cual llegó a oídos del maestro Williams, habiendo
expresado el deseo de conocerla personalmente.
“Además he efectuado este año
varios concursos mensuales, con objeto de dar mayor entusiasmo a mis pequeños
solfistas, entre los que se ha distinguido la niña Sara Bonardi. Amalia M.
Martínez Justo”.
Basta aquí la rápida y concreta
crónica de la señorita de Martínez Justo, con que la inteligente subdirectora
del Conservatorio Buenos Aires ha respondido al pedido que le formuláramos para
ilustrar a nuestros lectores sobre la obra cultural realizada.
Modesta y sencilla, con esa
cualidad exquisita de los temperamentos de educadores, la señorita Amalia M.
Martínez Justo nos habla de las profesoras, del conservatorio, de los alumnos,
de la obra realizada, pero omite referirse a la parte del mérito que le
corresponde.
Y esto es lo que queremos
consignar en estas líneas que agregamos a su amable carta.
Para que la sucursal 82 del
Conservatorio Buenos Aires lograra en este pueblo el prestigio que ha
conquistado y concurriera a sus clases un selecto número de alumnos de
distinguidas familias de nuestro pueblo fue preciso que a su frente surgiera
una mujer superior como lo es la señorita Amalia M. Martínez Justo. Su
dedicación al trabajo, su clara inteligencia, su experiencia y criterio sereno
y su vasta ilustración fueron los factores que permitieron conducir esa
institución de cultura al alto nivel que ocupa en Ituzaingó.